Conocida por la excelencia de sus productos, Domaine de Lastours es una de las tiendas más antiguas de Toulouse. Fundada en 1893 en el corazón de la Cité Rose, el establecimiento ofrece a los conocedores una selección de los mejores vinos y delicatessen única en la región. Para Champagne Abelé 1757, la familia Dupuy nos invita a descubrir este lugar lleno de historia.
¿Puede hablarnos de la historia de la tienda «Domaine de Lastours»?
La historia de este lugar es extraordinaria. Se trata de una de las tiendas más antiguas de la ciudad de Toulouse. Históricamente, nuestro establecimiento estaba unido al Château Lastours, situado en las Corbières. En ese momento, los propietarios recibían el vino para embotellarlo en nuestra bodega. En 1893, este funcionamiento cambió y fue sustituido por una tienda de venta de vino. Desde entonces, solo dos familias han tenido la suerte de ser propietarios de esta casa. Exceptuando algunas obras de mantenimiento, esta casa se ha mantenido en su estado original. El objetivo era preservar el alma de este magnífico lugar.
¿Cuál es la filosofía del Domaine de Lastours?
Nuestra filosofía se basa en dos pilares principales, empezando por la calidad de los productos. Cuando seleccionamos una nueva referencia, esta debe pasar primero por una fase de «degustación». Y el criterio decisivo, mucho antes que el precio, sigue y seguirá siendo la calidad. Sea cual sea el productor o el proveedor, la lógica es la misma para todos ellos: fabricar un producto de calidad antes de fijar el precio de coste que les permita vivir correctamente.
En segundo lugar viene el trato al cliente. Nuestro objetivo es acompañar a nuestros clientes, escuchando sus necesidades para así crear una relación comercial lo más cercana posible. Un cliente satisfecho debe salir con los productos adecuados, pero también pasar un rato agradable en la tienda.
¿Cómo nació esta vocación por el universo del vino y la gastronomía?
Esta empresa familiar nació gracias a la iniciativa común de la Sra. Dupuy y su hijo. Su pasión por los viajes, la gastronomía y los grandes nombres del vino los llevó, de manera natural, a constituir una bodega con las mejores referencias. Para adquirir cada vez más experiencia en la materia, investigaron mucho y llevaron a cabo catas en repetidas ocasiones para perfeccionar sus conocimientos. Este amor por el vino y la exigencia se ha transmitido a la cultura familiar.
¿Cuál es el trabajo de un comerciante de vinos según su propia definición?
En el Domaine de Lastours hay dos profesiones. Cuando un cliente entra por nuestra puerta, la prioridad es ayudarle y escuchar sus necesidades. Tenemos que ser capaces de ofrecerle los productos que mejor respondan a sus expectativas, basándonos en las referencias disponibles en la tienda.
La segunda parte del trabajo del comerciante de vinos es encontrar nuevos productos. Este meticuloso trabajo requiere una reflexión previa sobre los vinos que tendrán el potencial de guarda y que podrán conservarse en nuestra bodega de envejecimiento. Gracias a este recurso, tenemos la posibilidad de ofrecer grandes referencias en diferentes etapas de la vida. Es una oportunidad increíble, tanto para nosotros como para nuestros clientes.
¿Qué intentan transmitir cuando un cliente entra por la puerta de su establecimiento?
Nuestro papel es transmitir, en el sentido de explicar. Ya sea vino o delicatessen, ¿cómo justificas un precio? Mediante el trabajo humano. El cliente debe ser capaz de comprender el esfuerzo que se ha realizado para alcanzar este nivel de excelencia. Por ello, para nosotros es fundamental el intercambio con nuestros productores y nuestros proveedores. Son ellos quienes nos transmiten todos los conocimientos y la experiencia que se aplican durante la creación de sus productos. Y esta transmisión también implica placer.
¿Qué se busca en un gran vino de champán como el de Abelé 1757?
Trabajamos de forma cooperativa, especialmente cuando se trata de seleccionar una nueva referencia de champán. Todo el equipo se toma el tiempo de catar las añadas con el apoyo y experiencia de la Sra. Dupuy. Centramos nuestra atención en multitud de criterios: equilibrio, carácter, placer aromático, relación calidad/precio, seducción.
Más allá de todos estos puntos, sabemos lo que buscan nuestros clientes cuando entran por la puerta de nuestro establecimiento. Cuando confían en nosotros, debemos ser capaces de ofrecerles un champán de calidad al precio adecuado.
¿Cómo se ha adaptado su establecimiento a las nuevas demandas de los amantes del vino?
Desde hace algún tiempo, hemos observado una tendencia a consumir champagnes cada vez más secos. Mientras la generación anterior buscaba más dulzura, y preferían maridarlo con un postre, los nuevos consumidores priman la frescura.
Para los vinos tranquilos, la tendencia es la misma. Los clientes buscan vinos fáciles de degustar, con notas aromáticas afrutadas y taninos muy suaves. Los momentos de consumo están más asociados ahora a los aperitivos previos a la cena, aunque una parte de nuestra clientela todavía consume vinos de larga maduración para grandes cenas.
¿Puede explicar de qué manera su trabajo se inscribe dentro de la experiencia gastronómica?
Domaine Lastours ofrece una amplia gama de productos. Esta es una ventaja que nos permite responder a los deseos de nuestros clientes. A menudo, buscan un único producto. Y a veces es difícil tratar de cambiar sus hábitos. Sin embargo, conseguimos despertar su curiosidad presentando al cliente una amplia gama de productos. Cuando un cliente viene a por mermelada, podemos ofrecerle productos de fruta, dulces, etc. Si alguien quiere regalar una botella, nos las arreglamos para encontrar una que maride a la perfección con la cena. Frecuentemente, los clientes nos dan las gracias y se van contentos con el descubrimiento.
Esta experiencia es la base de nuestro negocio. Acompañar y guiar con éxito hacia el producto adecuado. Pero a veces no solo en el plano gastronómico. Las demandas a veces son sobre momentos mucho más simples. Hay que estar en todo.
Texto – Geoffrey Chateau | Foto – Julien Gérard-Maizières